"Una comunidad cohesionada es una comunidad unida por una rica y variada red de relaciones que le permite afrontar con un alto grado de consenso, participación  e inclusión cualquier plan de actuación decidido por la comunidad… La cohesión es el resultado directo del entramado de relaciones que se generan cuando la comunidad es capaz de crear un espacio de participación abierto, inclusivo, diverso y basado en la confianza y el respeto mutuos." Del libro "Camino se hace al andar" Ulises

 

Nos hemos reunido diferentes corazones y voluntades para fundar la nueva comunidad. No somos un grupo de socios, sino compañeros y compañeras que  participamos de los valores y proyecto comunitario que aquí exponemos. Nos hemos ido encontrando en las citas, campamentos, peregrinaciones, talleres o convivencias que  ha venido organizando Aroa en los últimos años.

 

No es una traslación de geografía, no es  sólo un huerto más o menos florido, no son  sólo unas placas que beberán el sol desde nuestros  tejados..., es sobre todo tomarnos de las manos, enlazar nuestros corazones. Es unirnos en el día a día, intentar  ser  más y más útiles al mundo, a la Creación, a la Trama divina  sobre esta  tierra bendita. 

 

Queremos ir ya para  allá... Se acerca por fin la hora de hacer las maletas y encaminarnos  hacia los sueños. Tras meses de intensa búsqueda del lugar, llega el momento de comenzar a construir una comunidad que  pueda acoger e irradiar, que testimonie los objetivos y valores que siempre hemos perseguido. El objetivo no es sencillo, pero queremos intentarlo.

 

Estamos por ampliar el horizonte de convivencia ahora limitado al entorno familiar y su piso nido. Somos empujados a un cambio profundo en nuestras vidas. Somos conscientes  de que este desafío sólo es posible asumirlo desde una apuesta fuerte por el bien colectivo. Crear comunidad es reto tan difícil como apasionante. Nos consta que la Comunidad florece con la aportación altruista de cada quien, con una entrega sincera al progreso grupal.

 

"Un nuevo paradigma está emergiendo en el cual el universo se ve como un patrón unificado de sistemas vivos, todos fundamentalmente interconectados en una compleja red de relaciones. Esto marca el comienzo de una nueva visión del mundo ‘holística’ o ‘integral’"... La lección es simple: la sociedad humana y su relación con el mundo natural deben reflejar ésta Red de Vida dinámica e interconectada para prosperar. "Educación para el diseño de ecoaldaeas" de Gaia-education

Queremos asentar la comunidad sobre cuatro pilares fundamentales, a saber: acogida, espiritualidad, vida alternativa y círculo. Aspiramos a conformar una comunidad que canta, danza, agradece, sonríe, trabaja y celebra unida...; comunidad que acoge, que se compromete y responsabiliza; comunidad que sienta las bases de un mundo más armonioso y sostenible; comunidad  que  no se cierra sobre sí misma, sino que sale al paso de la humanidad y sus necesidades.

 

Aspiramos a conformar una comunidad  que encuentra el equilibrio entre las partes (familias, parejas y personas unidas) y el conjunto. Que  sabe  a dar a cada uno de los dos niveles su espacio, su tiempo, su energía y dedicación correspondiente. 

 

Aspiramos a conformar una comunidad que comparte un mismo trabajo de acogida, huertas, cocina, mantenimiento... Deseamos caminar hacia un modelo de convivencia integral, donde cada quien pueda volcar sus dones y valores. Deseamos compatibilizar una economía común con otra particular, de forma que cada quien se sienta también cómodo. Deseamos preservar por lo tanto un amplio terreno de libertad individual que garantice la sostenibilidad de la comunidad a largo plazo.

Imagen de la oración matutina en el marco del Foro Espiritual que hemos organizado en Estella.
Imagen de la oración matutina en el marco del Foro Espiritual que hemos organizado en Estella.

 

"La amistad, el cuidado y el apoyo mutuo son las cualidades de las relaciones humanas que mantienen una comunidad unida. En una atmósfera de confianza, los procesos comunitarios fluyen con facilidad, entre risas y mucha diversión. Pero la confianza necesita ser cultivada. La confianza crece a partir de la comunicación profunda de corazón a corazón. "Educación para el diseño de ecoaldaeas" de Gaia-education

Reflexión sobre la nueva vida comunitaria. 

 

Hace tres años me retiré unos días en el  Monasterio de Notre Dame de Midlet en el Atlas de Marruecos. Una de esas tardes tranquilas estuve explorando su biblioteca. Reparé especialmente en un libro antiguo que contenía las reglas de las comunidades benedictinas. Creo, obro por simple y fallida memoria, que las promulgó San Bernard de Clairvaux allá en la lejana baja Edad Media. En ellas el fundador de esas primeras comunidades, pautaba hasta el más mínimo detalle de la vida monástica. El nuevo monje que se adhería a la orden sólo tenía que seguir una vida estrictamente reglada. No había lugar para equívocos, ni salidas de guión. En esas reglas se especificaba, es el capítulo que más me sorprendió, hasta el vino que podía beber cada día el monje, así como la “propina” en los días  festivos. Todo estaba  dictado,  por supuesto el horario, pero  también el espartano mobiliario, así como la higiene o la ropa a la que tenía derecho cada cuál... Nuestras vidas han sido en buena medida dictadas hasta el presente. Así ha sido a lo largo de toda nuestra historia.

 

El orden en el pasado estaba habitualmente impuesto. Nuestro nivel de conciencia no daba para más. Ha sido nuestra largo ayer de dependencia y sumisión, de subordinación asumida de la cuál somos absolutamente responsables. Ya aprendimos que hemos de reconciliarnos con nuestro propio pasado y con quienes con uno u otro roll actuaron en el mismo “escenario”, nos ayudaron a evolucionar y a alcanzar un presente de más libertad y empoderamiento personal y colectivo. En el ámbito comunitario, la participación en una vida compartida de orientación espiritual, implicaba necesariamente la aceptación de una estricta normativa. Las comunidades espirituales se desarrollaban únicamente en nuestro occidente católico en el marco de esas conocidas órdenes  religiosas. Excepciones como las de las de las comunidades esenias, cátaras o kobdas y otras fraternidades espirituales, precursoras del linaje crístico, confirman la regla.

 

Ya en nuestros días, cuando la civilización  individualista hace  aguas  por doquier,   volvemos a sacar el  brillo a  nuestro sueño de vida comunitaria. Sin embargo  nuestro  anhelo de  desplegar  vida  fraterna  ya no se  casa tan fácilmente con la asunción de un doctrinario  religioso, una  jerarquía de dominio y unas rigurosas reglas. El  sueño  de la vida comunitaria se manifiesta más vivo  que nunca, ahora que el paradigma  caduco del materialismo cede, pero ya no podrá ser como antes. Difícilmente nos podremos  poner a  otras órdenes que las que puja por dictar nuestro propio alma.

 

El orden y el ritmo es indispensable en la vida  comunitaria, pero ahora se trata de un orden y un ritmo que nosotros asumimos y establecemos, un  orden que  deseamos que se afine al máximo con un Orden, con un Ritmo, con un Plan superior. Pensamos que así ha de ser en el futuro. Creemos en los individuos libres, conscientes de su alma trascendente, de su pasaje  de eternidad, que libremente se agrupan en la tierra para encarnar una  vida lo más comunitaria armoniosa y fraterna posibles. Para formar parte de la vida comunitaria en el futuro, ya no será preciso pagar el peaje de renuncia a nuestro propio protagonismo y poder sobre nuestro propio futuro.

 

La humanidad va evolucionando. Las comunidades espirituales tienen por delante un gran desafío en lo que se  refiere a alcanzar su madurez y emancipación de tutelas. El ideal de libertad tan arraigado en nuestro  nuevo ADN, difícilmente puede asumir una severa férrea reglamentación ajena. Ayer, cuando queríamos desarrollar un vida espiritual y comunitaria debíamos llamar a las puertas de una orden religiosa. En nuestros días hemos  seguido llamando a otras puertas de tradiciones orientales o a la puerta de asrham y comunidades  dirigidas por señalados guías, maestros o gurús. ¿Cuántas  veces, intentando responder a ese insobornable anhelo comunitario, no hemos  tenido las  maletas  preparadas  para integrarnos en   proyectos  comunitarios  espirituales en los que todo está bien  pautado y dirigido? Quizás incluso hayamos dado pasos en ese ensayo de vida comunitaria y después probablemente hayamos debido recular. Acabamos de llegar de la India de unas comunidades en las que había una altavoz en cada habitación. Todo venía dictado literalmente desde arriba, desde una voz que te sugería tu vida interior y tus movimientos.

 

 

 

 

Sin embargo empiezan ya silentes a germinar proyectos más participativos y autogestinados. Indagamos por nuestro siguiente reto evolutivo en el marco de las comunidades. El desafío no es baladí. Hasta nuestros días asociábamos vida comunitaria a vida ya reglamentada desde fuera. Nosotros  sentimos que el desafío se nos planeta hoy en estos  términos: ¿Seremos capaces de crear comunidades espirituales con vocación de permanencia, no necesariamente adscritas a ninguna  tradición concreta? ¿Si nuestra espiritualidad no tiene nombre, ni marca, porqué las comunidades que  deseamos crear las  han de  tener? ¿Seremos capaces de crear nuestras propias comunidades manifestando paulatinamente un creciente orden, ritmo y adhesión al Plan o deberemos seguir  rellenando un  carnet, adherirnos a una marca espiritual determinada, para poder aspirar a la vida fraterna? ¿Sólo en el marco de una tradición espiritual fuerte es posible la vida comunitaria? ¿Hay vida en común más allá de sus bien delimitadas fronteras?... En lo que a nosotros/as se refiere pensamos que nuestro reto estriba en el fomento de una vida comunitaria fundamentada en una espiritualidad universal, abarcante e integradora que trascienda el marco de una  orden religiosa o de una tradición concreta. Aspiramos en definitiva a fomentar nuestro pequeño, pero propio orden en el marco del Gran Orden.

 

Estamos hablando de desafíos a largo plazo, pero que pensamos que pueden ir conformando el modelo del futuro. Creemos en las comunidades de carácter espiritual y alternativo, libremente unidas entre sí, fuertemente vinculadas a la Madre Tierra y Sus Reinos, que conforman un nuevo tejido social. Esto es lo que queremos ensayar. Indudablemente es la vía más difícil, más amenazada por el fracaso, pero también sentimos hondamente que es la nota que corresponde a nuestros días. Deseamos ser fieles a nuestro roll de seres libres sobre una tierra también liberada de dominio de todo orden. Deseamos atender al más elevado sueño de fraternidad humana, que sentimos se irá poco a poco manifestando en la implementación de toda una ancha red de comunidades solidarias entre sí. Creemos que estas comunidades que cooperan y comparten, que agradecen y reverencian, que implementan nuevos  modelos sostenibles en los diferentes ámbitos de la actividad humana, están llamadas a desplegarse poco a poco por la tierra entera.

 

La fraternidad no es una  consigna que se lanza desde un buró político, tampoco sólo un sueño privativo de los místicos de todos los tiempos y lugares. La fraternidad encarnará en la tierra cuando los individuos alcancemos a trascender nuestra personalidad egoísta y lastrante y comencemos a vivir como almas que sólo aspiran al progreso del bien común, al cooperar, a la consagración a la excelsa vida compartida. Estamos aún muy lejos de ese pleno amanecer de nuestras almas, pero en algún momento era preciso empezar a caminar en ese sentido.

 

Aún con todas las caídas, fallos, reveses y frustraciones que nos aguardan queremos ir a por ello. Tanto desde Proyecto O Couso (http://proyectocouso.org), como desde este  Proyecto Aroa. Comunidad de acogida,  estamos implicados en esta apuesta. Otros muchos  valientes ya  llevan delantera en todos los continentes en este esbozo del otro mundo comunitario. ¡Bienvenidos los nuevos corazones y voluntades! El Cielo nos ilumine con su Clara Luz, nos inunde de Su Fuerza y purifique nuestro anhelo.  

 

K. A.

 

 

"El día en que los humanos empiecen a ponerse como objetivo la colectividad, o más bien la Fraternidad, vibrarán en armonía con todo el universo y, gracias a esta armonía, recibirán las mejores corrientes del cosmos y restablecerán el canal para que las energías celestiales puedan venir a visitarles y circular a través de ellos. Es la vida pura y exclusivamente personal la que bloquea todo, la que impide todo. Un día, todo el mundo lo sabrá, y hasta los niños nacerán ya con este saber: que no hay nada peor que la vida puramente personal que no está en armonía con la vida colectiva, cósmica, divina."

 

Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov 

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Todas las fotos que aparecen en la página, exceptuando las propias de la  finca y el entorno, corresponden a encuentros, campamentos, convivencias, foros... que hemos organizado.